El camino a La ciudad del deseo

Luis Alvarenga


Con este volumen de cuentos el poeta salvadoreño Jorge Ávalos (1964) ganó el premio Rogelio Sinán convocado por la Universidad Tecnológica de Panamá el año pasado. Dividido en tres partes, La ciudad del deseo nos traslada a los grandes ámbitos del amor, el sueño y la muerte. Su lenguaje poético es, sin duda, su virtud más obvia.

«Abres un libro y sabes que no es un libro lo que abres. Te abres a ti mismo. Te abres en ti para leerte, para buscar los signos que te lleven de regreso al hogar de tu más auténtica vida, a la verdad de tu ser», escribe Jorge en el pórtico del tomo. Cada relato es un viaje y una introspección.

En casi todos los cuentos los personajes más importantes son femeninos. En ellas —amantes, madres, hermanas— está la cifra de un conocimiento que hará abrirnos los ojos de una manera definitiva. El libro está escrito de una manera hermosamente irrepetible. Este es el final del relato que lleva por título “La selva y el mar”:

Soy tu hijo y tu hermano, tu esposo y tu amante, tu confidente y tu amigo; también soy tu dedicado jardinero y tu ferviente guardabosque. Y tú… tú eres «el objeto más excelso» que Darwin anunció, el «animal mayor» en la pródiga historia de nuestra selección natural. Pero eres también la diosa a la que Lucrecio cantó, la Venus que merece un poema para dar fe de la verdad de las cosas.

Permite, amor, que sea yo tu poeta, el autor de tu historia natural.”

Son estremecedores los cuentos ambientados en la infancia, que podría ser la del autor o, más probablemente, La Infancia, ese paraíso o infierno perdido. Llevando las riendas del lenguaje del sueño hasta hacernos temer una colisión, Jorge Ávalos mantiene, sin embargo, su tono lírico, aun en medio de Escila y Caribdis. Prueba de ello es “El Gran Guiñol”, donde un congreso internacional de payasos es la ocasión para perder el conocimiento.

La ciudad del deseo es una muestra del don poético de este autor, cuyo respeto por la palabra lo lleva a ser sumamente cauteloso con las publicaciones. Esperamos, para nuestro bien, que los poemas de Ávalos se conviertan en nuevos libros a los que acudamos para buscar el camino de regreso «a la auténtica vida».


Alvarenga, Luis. “La ciudad del deseo”, Realidad, No. 103, enero-marzo, 2005, pp. 180-181 [enlace al índice de Realidad 103].