Con Policarpo y Rosa se enreda esta cosa: En el teatro


Un fragmento de Con Policarpo y Rosa se enreda esta cosa


Jorge Ávalos


Acto I, escena 1: La canción del día a día.

Entra la Narradora y con un chasquido de los dedos (o algún otro mecanismo) congela la acción.

NARRADORA: ¡Ah, el teatro, el teatro! Ustedes pensarán que es una mera distracción, una extraña forma de entretenimiento, la ocupación de un grupo de excéntricos comediantes apasionados por la máscara y el disfraz, por el hechizo de la palabra y la belleza de la expresión. En realidad, no hay nada más ordinario y común que el teatro. El mundo está de lleno de ellos, porque todos somos actores. (Chasquido de los dedos, comienza la música y la canción. Opción: La Jefa y el Asistente salen o se unen a la canción).

Adónde estamos
en qué teatro
en qué faceta de la vida estamos
adónde iremos
y qué haremos
una canción de amor habrá que inventar

Cada mañana
enciendo el cielo
y salgo al día iluminada con mis sueños

la calle baila, el sol me sigue
y canto la canción del día a día

Este es mi triunfo
mi único triunfo
este es mi triunfo
ser la verdad de mi verdad
ese es mi triunfo

A diario desempeñamos nuestros papeles. Los aprendemos poco a poco, al principio. Y después los creamos nosotros mismos, los ajustamos a la medida de lo que somos y de lo que podemos y necesitamos hacer. Nuestra personalidad es nuestra máscara; nuestra actitud, nuestro disfraz.

Adónde estamos
en qué teatro
en qué faceta de la vida estamos
adónde iremos
y qué haremos
una canción de amor habrá que inventar

Cada semana
salgo al mundo
convencida que mi vida nace
con mis sueños

la calle canta, el sol me sigue
y me entrego al ritmo de los días

Este es mi triunfo
mi único triunfo
este es mi triunfo
Ser la verdad de mi verdad
ese es mi triunfo

¿Hasta qué punto pretendemos ser lo que no somos? ¿Hasta qué punto somos lo que somos de verdad? Usted, por ejemplo, ¿quién es usted? En la mañana, es la madre responsable: el desayuno de los niños, los dientes cepillados, los zapatitos lustrados, el uniforme planchado, ¡vamos, vamos, se hace tarde! Y con ellos usted, la súper mamá, lista para la faena, con su traje formal y sus zapatos de vestir. Pero cuando cruza la puerta de la empresa, ¿quién es usted? Ah, soy la secretaria, soy la gerente de mercadeo, soy la cocinera, soy la directora de recursos humanos, soy… soy la mujer trabajadora… una mujer y su sueño. Y usted, sí, usted, ¿quién es usted? Ah, soy el nuevo vendedor, el gerente de la planta, el técnico, el director, soy… el hombre trabajador… un hombre y su sueño. Pero al llegar a casa cambiará de papel y será el padre cariñoso pero cansado, que levanta a los hijos en sus brazos, ¿dónde está mamá? ¿Hiciste los deberes? Y cuando ella aparezca y lo bese, juntos, todos, desempeñarán el papel de una familia. Los niños contarán sus fantásticas aventuras, y cuando se duerman, papá y mamá se hablarán con la mirada, y el amor los hará tan bellos como aquél día cuando un nervioso y mutuo sí los convirtió en algo más que uno…

Y cuando acabe la función
que nadie diga
que no hice lo mejor que pude hacer
pues desempeñé el papel más importante:
ser lo mejor que pude ser
en cada acto y su función
en cada día
de mis días y mis sueños

Este es mi triunfo
mi único triunfo
este es mi triunfo
Ser la verdad de mi verdad
ese es mi triunfo

Así que desempeñamos papeles todo el tiempo, a lo largo de nuestra vida. Lo importante es aprender cómo hacerlo, sólo así podremos desempeñar el papel que más importa: el que nos permite lograr lo que queremos, el que nos ayuda a convertir en realidad nuestros sueños.


Ávalos, Jorge. Con Policarpo y Rosa se enreda esta cosa. San Salvador, agosto de 2005.

© 2005, Jorge Ávalos